Nuestra amantísima titular, la Santísima Virgen de los Dolores en su Soledad Coronada viste de riguroso luto para el próximo mes de noviembre, mes durante el que celebramos los cultos en memoria de los fieles difuntos.
La señora luce terno bordado en oro sobre terciopelo negro. Como tocado enmarca su bello rostro un antiguo tul de seda salpicado de hojillas que es rematado por doble encaje en beige y oro. Porta en su pecho el corazón traspasado por los siete puñales elaborado en plata chapada y policromada. En sus manos lleva un fino pañuelo de encajes de Bruselas y un rosario en plata bañada en oro y piedras de azabache.
Luce sobre sus sienes coronadas la corona antigua de oro enriquecida durante los últimos meses.
Todos sus devotos y fieles podremos rezar ante sus plantas durante los próximos días y ponernos así en sus manos para que medie ante su hijo, padre nuestro crucificado, muerto y sepultado, victorioso en su gloriosa Resurrección para que alcancemos los gozos de la luz eterna.