Como cada año, la semana de pasión se inaugura con el Santísimo Cristo de la Vera Cruz y Caridad a los pies de su bendita madre, la Santísima Virgen de los Dolores en su Soledad Coronada, reinando como Sol fulgurante en el joyero de oro que la cobija, preparada para otro Viernes Santo.
Nuestro Señor, en la dulce espera para que sus hijos costaleros que tanto lo aman, aguardando sin sus atributos de divinidad y realeza como hijo de Dios Padre y Rey del Orbe, lo lleven hasta su trono de oro desde donde podrá bendecir a su pueblo del que es protector, siglo tras siglo, el Alfa y el Omega de Brenes desde tiempo inmemorial.
Aún con las mieles en los labios del pregón de la Semana Santa que ayer nos relagaló nuestro hermano Álvaro, nuestra Madre, Reina y Soberana, la Santísima de los Dolores en su Soledad Coronada, ha sido entronizada en su paso de palio vestida de Reina.
Nuestra Señora viste saya negra ricamente bordada en oro, y manto igualmente negro bordado en oro, salpicado de estrellas, ambas piezas estrenadas en su Coronación Canónica.
Como tocado, envuelve su divino rostro un nuevo lamé de plata, donado por un grupo de fieles, dispuesto a modo de clásicas tablas, en una perfecta armonía con la cara de la Divina Señora de este pueblo, por las manos de su vestidor que atavía con tantísimo esmero y amor a Ella.
Luce en su cintura las piezas utilizadas en la tiara de coronación, aportando al conjunto una estampa antigua en las formas de enjoyar a nuestras imágenes.
Porta su majestuosa corona de salida con la que el pastor de la Iglesia sevillana la coronó el día de san Pablo y san Pedro, para gloria de Dios Padre.
En su mano izquierda porta el rosario de plata y ámbar y luce en su pecho broche de plata sobredorada y piedra de lapislázuli, ambas ricas piezas regaladas por nuestro hermano y pregonero Álvaro Jesús Sánchez Duarte. En la derecha, porta su pañuelo de encaje de aguja y plisado de seda.
Alcemos los corazones para contemplar tantísima belleza como lucen nuestros Titulares, y recemos a Dios para que nos entregue su gracia.
